










Tras la luna llena, con el buen tiempo de primavera, conseguimos las plantas del invernadero de Nueno, y las plantamos. Para abonarlas, usamos compost de vaca, caballo y oveja ecológico de la Galocha.
Aprovechando cuando el sol ya no calienta mucho, a partir de las 5 de la tarde, trasplantamos los pequeños brotes en macetas de unos 50 cm de diámetro.





Este año plantamos calabacín verde y blanco de Panzano, pepino corto y tomate rosa de Rañín, además del sabroso tomate de Aretxableta.





También sembramos boliche y judía verde tipo garrafal de oro, perona y limka, todas ecológicas de Álava. Para que puedan trepar y crecer a sus anchas, les colocamos redes de algodón.





En las temporadas sin mucho sol aparece una mosca muy pequeña, tipo pulgón, que puede estropear las cosechas. Las intentaremos repeler con agua con vinagre, y dejamos que las mariquitas se los coman. Aunque las tormentas son el mejor remedio para que desaparezcan este tipo de insectos.
Protegemos los cultivos plantando ramas de boj, ya que previenen daños causados por viento, tormenta, heladas o las plagas. Además, sirve como entutorado.