
Más allá de los aspectos económicos, pasarse a lo ecológico requiere, en primer lugar, iniciar una reflexión sobre la coherencia de este sistema y aprehender los principios y técnicas del cultivo ecológico, cuyas exigentes especificaciones no es fácil respetar. Pero ante todo, es una cuestión de convicción, pues requiere tiempo, energía y fuerza de voluntad.
Además, el proyecto debe considerarse cuidadosamente porque tiene impactos en todas las dimensiones de la explotación: humana y organizativa, técnica (cambio de sistema agrícola, rotación, fertilidad, etc.) y económica.
En Guara.Bio estamos convencidos de que el modo más sostenible de relacionarnos con la naturaleza es hacerlo desde la agricultura ecológica
Una granja rica en especies de insectos (abejas silvestres, coleópteros, avispas …), aves, murciélagos, reptiles y anfibios … se beneficia del equilibrio ecológico que se impone a las plagas y las malas hierbas.





La biodiversidad de nuestros cultivos contribuye a regular las plagas, favorece la polinización y la fertilidad de los suelos. Favorecer esta biodiversidad es constituir un ecosistema lo más completo posible y, por lo tanto, funcional al máximo.
En nuestros campos preservamos una amplia variedad de hábitats naturales que satisfacen las necesidades de la flora y la fauna silvestre. Muchas especies de insectos, aves y mamíferos requieren un hábitat específico para su ciclo biológico o un recurso alimenticio específico en una etapa particular de su vida (larvas, adultos, polluelos, ninfas …). Por eso es tan importante que preservemos para ellos cada elemento del paisaje: pilas de piedras, troncos o ramas, franjas de hierba cortadas, setos, árboles aislados, árboles viejos con agujeros, grietas y ramas muertas, árboles muertos, paredes bajas, pendientes secas , estanques, humedales …
Respetando estos sencillos principios hemos convertido nuestros campos en lugares llenos de vida
- Fomentamos la flora autóctona, que crece por sí sola, satisface las necesidades de la vida silvestre, y es «gratis»
- Mantenemos los árboles, setos y arbustos en el momento adecuado (otoño o invierno)
- Cortamos las áreas de hierba después del ciclo de finales de verano, otoño, ajustando la altura para no tocar el suelo y preservar así la flora perenne evitando la proliferación de malezas.




